domingo, 6 de febrero de 2011

Dormir o no dormir


Han pasado las 16 semanas desde su nacimiento y los 7 días de permiso de lactancia que he pedido y aún parece ayer cuando dejé de trabajar, mañana me toca volver y tengo sentimientos encontrados respecto a si quiero o no hacerlo, lo único que tengo claro es que no me quiero separar de mi niño, lo adoro, o más que eso si hay alguna posibilidad.
El trabajo es importante para el desarrollo personal de cada uno y blablabla (todos lo sabemos) pero mientras le miro la carita e intento escribir estas palabras no hay $ en el mundo ni desafío personal más importante que esta pequeña cosita que tengo a mi lado, pero, y como siempre hay un pero, no se puede vivir de ilusiones y hay que volver a trabajar, con el dolor de mi corazón y la tranquilidad de saber que estará con su padre la mayor parte del día, iré.
Tengo que contarles que anoche Unai durmió realmente bien, al parecer, y no quiero cantar victoria todavía, ya estamos espaciando las tomas a 4 horitas, pero he de confesar que me muero de pena, saber ya no serán 3 horas para que esté junto a mí me parte el corazón, se hace grande mi pequeño tan rapido!. Bien, la cosa es que anoche él dormía, había comido un poco y rápido (al parecer prefería dormir que comer) y volvió a su cunita a las 2 am. Yo volví a nuestra cama y después de 1 hora de insominio, (vueltas y vueltas pensando en el día de mañana, literalmente hablando) Unai hizo un pequeño ruido, una queja suavecita pero al mirarlo ví que tenía los ojos abiertos, lo toqué y lloró apenas un poco, lo cogi en mis brazos, lo aprete con fuerza (como si no hubiese estado con él en semanas) y se durmió.
Para que no volviera a pasar y no despertara a Urko (la excusa siempre es buena) lo metí en el medio de los dos y me acosté tocando con mi brazo su cuerpito, él a todo lo ancho se estiró (como se nota que le gusta dormir con los padres), suspiró y se durmió. Yo lo miraba en la oscuridad y sólamente podía apreciar el perfil de su carita redonda, no podía (y nunca puedo en realidad) dejar de mirarle, y de sentirlo, me quedé muy quieta y sentía su aliento en mi cara, oía claramente su respiración, sentía su tibieza a mi lado y en ese momento, y a pesar de no haber dormido nada (ya eran las 5am), de tener mil preocupaciones en la cabeza, de estar agotada yo estaba, sin lugar a dudas en el paraíso.

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