Unai y las cerezas tienen una relación especial
Yo creo que todo comenzó el año pasado, en Junio, cuando embarazada estaba en Tudela por trabajo, y por las noches pasaba a comprarme medio kilo de cerezas que me comía en el hotel viendo la tele y sintiendo como él se movía en mi tripa.
En Enero de 2011, en Chile, fuimos a Pucón, con tal suerte que nuestra cabaña estaba justo frente a un enorme árbol cargado de cerezas, y ahí debajo Unai se entretuvo, durmió y se refrescó. Era como un móvil gigante con todas esas cerezas colgando!
Unai y las cerezas tienen una relación especial.
Ahora, Junio 2011, ya es capaz de acompañarme a lavar las cerezas, jugar con ellas..
y por supuesto comérselas!!
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